LUIS M. NAVARRO D. / CORREO DEL CARONÍ
Tomo prestado el título del libro que floreció luego de más de un año de trabajo del Foro Cerpe (Centro de Reflexión y Planificación Educativa), coordinado por el exrector de la Universidad Católica Andrés Bello, Luis Ugalde, s.j., y que sorprendió gratamente al país el pasado domingo al ser presentado un sustancioso resumen, en forma de separata, encartado en los principales diarios nacionales y regionales de Venezuela.
No tengo la fortuna aún de tener el libro en mis manos -de obligatoria lectura para quienes vislumbramos un mejor futuro para la nación- pero en la síntesis de los trabajos dados a conocer se recoge el reconfortante espíritu de que existen invalorables salidas principistas, civilistas, libertarias, pedagógicas y democráticas para encauzar al país por derroteros de bienestar y desarrollo que sólo con una educación de calidad se pueden alcanzar.
Una treintena de los mejores pensadores en diferentes disciplinas, conocedores y, sobre todo, con propuestas concretas, viables y alcanzables en el ámbito de la educación en todos sus niveles, plasmaron con soluciones realizables un diagnóstico -con proposiciones tangibles- pormenorizado y digerible balance sobre la penosa realidad de la educación venezolana y lo que queremos y podemos lograr; teniendo como pivote y eje central la inclusión de esa inmensa mayoría desasistida y abandonada por este y otros gobiernos en un proyecto de educación en la que la calidad es uno de sus principales norte.
Como lo dice el sacerdote jesuita Luis Ugalde, un faro en la inmensidad de esta oscuridad que nos agobia en los actuales momentos, “educación para transformar el país no es un libro principalmente para el mundo académico, sino que obsesivamente busca la acción para mejorar la educación y la vida de millones de venezolanos. No queremos una educación divorciada de la producción de los medios de vida y de la justa convivencia republicana, sino una educación que conduzca y capacite para transformar el país”.
He allí la clave del asunto. Muchos advenedizos parlanchines, lamentablemente, han hecho y deshecho con los vocablos cambio y transformación con resultados más que desastrosos, aquí y en otras latitudes. Cuando salgamos de este enrojecido marasmo ojalá tengamos las suficientes cualidades y agallas para auditar y contabilizar el inmenso daño que la pirotecnia verborrágica le ha hecho a todo un país, particularmente a su educación, a la educación de calidad.
En el abreboca presentado, el punto referente a la Educación de Calidad como Derecho de Todos resalta como el primero de las siete perspectivas presentadas en el mencionado trabajo. Por razones de espacio sólo podré mencionarlas sin ahondar en ellas: El derecho a la educación de los pobres; La familia, La sociedad y Estado, Educadores; Nuevo rol de la educación formal en la sociedad del conocimiento; El sistema educativo de un Estado Federal descentralizado; Políticas educativas atendiendo a la evolución demográfica y educación para transformar el país.
De allí pasamos a las 7 propuestas de este brillante estudio que tienen como primer referente: Formar con calidad a todos: como personas, ciudadanos y productores; Un currículum centrado en valores y competencias; Una educación que capacite para el trabajo productivo; Educadores valorados y evaluados con justicia; Nueva gerencia para las escuelas, liceos y universidades; Un sistema educativo descentralizado, Articulado al entorno digital y las redes sociales; y un Financiamiento educativo, prioritario, equitativo y eficiente. La mesa está servida…
Observatorio EDUCAPAÍS 